Clandestino
Virgin Records, 1998
Otro de los discos que más me han gustado en todo lo que llevo de vida es Clandestino de Manu Chao. Dueño de un sonido políticamente correcto, embriagado de colores, pintado de honestidad y con zapatos rotos de tanto caminar, Clandestino ha logrado esa empatía que sentimos al vernos, más allá de nacionalidades, estereotipos y razas, haciéndole saber que la única frontera es uno mismo. Las canciones de este disco ahora pertenecen y se refugian en la mente de todos nosotros. La música de Manu Chao se me antoja a México, a Francia, a USA, a Colombia, a Perú, a Argentina, a Ecuador, a Chile, a Venezuela, a Cuba, a Jamaica, a Latinoamérica, a África, a Europa, y también me sabe a pobreza, a calle, a marihuana, a tierra, a inmigración, a rebeldía, a independencia, a mar, a sierra, a libertad, a dolor, a viaje; me sabe a mundo.
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